miércoles, 6 de junio de 2007

El Camino a Guantánamo (The Road to Guantánamo)


No siempre me gustan las películas de Michael Winterbottom, pero invariablemente me interesa verlas porque este director británico está constantemente extendiendo los límites del arte cinematográfico, ya sea en sus técnicas, lenguaje o contenido. Y lo mejor de todo es que lo logra con historias interesantes, generalmente exentas de pretensiones intelectuales. En otras palabras, no sólo experimenta con las herramientas del cine, sino que le interesa que el producto resultante sea accesible y entretenido.

Y aunque en varias ocasiones ha realizado películas con notable contenido político, es "El Camino a Guantánamo" la que más polémica ha causado, desde el póster mismo (el cual fue prohibido en los Estados Unidos por la famosa y criticada MPAA) hasta las acusaciones que tachan al director de parcial, deshonesto y tendencioso.

Quizás Winterbottom no sea totalmente inocente de esos cargos, pero de cualquier forma "El Camino a Guantánamo" señala una horrible situación que ocurre con el conocimiento del mundo, pero sin claro término o resolución. El estilo pseudo-documental de la película eleva considerablemente su realismo y retrata vivamente la historia de tres musulmanes británicos que viajan a Pakistán para la boda de un amigo; luego viajan Afganistán y por "error" son arrestados como supuestos agentes de al-Qaeda.

Tras pasar por varios centros de detención en Afganistán y Kandahar, los jóvenes son deportados a la famosa cárcel de Guantánamo, en Cuba, donde permanecerán dos años sin ser acusados de crimen alguno, sin derechos y sin dignidad, recibiendo constantes torturas físicas y psicológicas para que confiesen sus "crímenes".

Mezclando dramatizaciones con actores y testimonio de las víctimas reales (por no mencionar reportes noticiosos de George W. Bush y Tony Blair elogiando a sus tropas por su eficacia), "El Camino a Guantánamo" es un poderoso mensaje que denuncia las inhumanas prácticas de poderosos gobiernos que alegan estar fundamentados en la libertad, cuando la realidad es obviamente distinta. Y aunque mucho se ha cuestionado la inocencia de los jóvenes que retrata la película, creo que ese no es el punto del mensaje que Winterbottom quiere expresar. Quizás sus protagonistas son culpables; las circunstancias de su presencia en Afganistán son ciertamente sospechosas, y en meses recientes uno de ellos confesó haber recibido entrenamiento en campos terroristas. Pero la detención sin pruebas y sin representación legal sigue siendo inaceptable e ilegal bajo cualquier criterio legislativo o moral. O al menos debería serlo.

Supongo que el otro lado de la discusión señalará que el sufrimiento de unos pocos es el precio que hay que pagar por la seguridad de muchos, y que los esfuerzos en la "guerra contra el terrorismo" han resultado en la salvación de miles de vidas inocentes (como el reciente desmantelamiento de una red de terroristas que planeaba detonar tuberías de combustible en el aeropuerto de Nueva York). Ambas posturas tienen razón y obviamente la solución no está en tratar los síntomas, sino las causas de esos conflictos: más tolerancia, menos intervencionismo... y más películas de Michael Winterbottom.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vi la película recientemente por Movie City, en la televisión por cable, y me impactó. Ciertamente no me convencía los argumentos de los prisioneros haciéndose inocentes víctimas (lo confirma la confesión de uno de ellos, según el enlace que nos facilitas), pero que los mantuvieran en condiciones tan terribles sí que era lo relevante, sobre todo si se considera que en Guantanamo se viola los más mínimos derechos humanos, como el principio de presunta inocencia hasta que se demuestre lo contrario. En verdad un documento imprecindible en estos tiempos que corren.
Saludos.

Pablo del Moral dijo...

Alfredo: Tienes mucha razón, pero temo que las cosas van a empeorar mucho más antes de que veamos alguna solución en el horizonte. En fin, el tiempo dirá.