miércoles, 27 de junio de 2007
DC: The New Frontier.
La novela gráfica The New Frontier, de DC Comics, fue publicada en ejemplares mensuales hace un par de años, seguidos por una costosa edición coleccionada en pasta rígida. Fue hasta hace pocos meses que fue re-lanzada como dos volúmenes de pasta suave, a un menor precio, y es el momento ideal para re-descubrir esta extraordinaria historia que propone crear un puente entre la "Edad de Oro" de los comics y la "Edad de Plata". Omitiré las complejas y discordes explicaciones sobre las eras... baste decir que The New Frontier cubre el período general de 1945 a 1960, aproximadamente. En otras palabras: el final de los héroes militares de la Segunda Guerra Mundial y el advenimiento formal de los superhéroes en la década de los 60s.
Para los más estrictos fanáticos de la continuidad quizás resulte molesto ver cómo el artista y escritor Darwyn Cooke toma bastantes libertades con el canon histórico de DC Comics, combinando personajes, fechas y eventos que tradicionalmente no deberían mezclarse (tanto en la historia real como en la mitología de los comics). Yo no soy uno de esos fanáticos y, de cualquier forma, la trama es tan buena que difícilmente se le puede culpar por sus pecadillos cronológicos.
La fragmentada narrativa sigue el destino final de ciertos personajes casi olvidados, como The Losers, Challengers of the Unknown, Richard Flagg, King Faraday y The Blackhawks, al mismo tiempo que examina las causas y consecuencias del surgimiento (o resurgimiento, según sea el caso) de las versiones "modernas" de Superman, Wonder Woman, Green Lantern, Flash y Martian Manhunter, todo ello enmarcado en el drama de la carrera espacial y aderezado con una devastadora amenaza extraterrestre que se propone exterminar a la humanidad.
No obstante, el tono épico nunca interfiere en los más intensos momentos de drama personal, en los que la detallada narrativa de Cooke ciertamente brilla. Las caracterizaciones son simplemente perfectas, desde el enigmático anti-héroe Batman, hasta el siempre recto Superman, pasando por Wonder Woman y su feroz versión del feminismo; Hal Jordan (Green Lantern) y los recuerdos de la guerra que lo torturan; Barry Allen (The Flash) y el temor que lo impulsa a abandonar el traje rojo y dorado; y mi favorito: J'onn J'onzz, el marciano que aprende a ser más humano que las personas que lo rodean, llenas de odio, desconfianza y temor a lo desconocido.
Otra razón por la que quizás esta novela gráfica no tuvo la aclamación que merece (aunque haya ganado numerosos premios dentro de la industria) es el arte de Darwyn Cooke. Su estilo tiende a la caricatura, pero no hay que confundir eso con simpleza. Aunque los rasgos de sus personajes emulen la estilización empleada en series televisivas como Batman y Batman Beyond (nada raro, pues Cooke fungió como diseñador en ambas), la atención al detalle es fenomenal, tanto en lenguaje visual como en las actitudes de los personajes y en los riquísimos fondos que adornan cada panel. No en balde Cooke ha ascendido meteóricamente en la industria del comic, consiguiendo incluso (aunque haya sido temporalmente) la codiciadísima asignación como sucesor del inigualable Will Eisner en la nueva edición del legendario comic The Spirit.
Entonces, no hay que buscar en The New Frontier las sórdidas y violentas re-invenciones de bien conocidos personajes (como está de moda desde que Frank Miller hizo lo propio con The Dark Knight Returns), sino un perfecto balance entre el ingenuo heroísmo de antaño y las realistas y humanas caracterizaciones que marcan los mejores comics de hoy. En mi humilde opinión, The New Frontier es un hito en el arte secuencial de similar estatura que Watchmen, Kingdom Come, Marvels y la mencionada The Dark Knight Returns, y sólo espero que la próxima (2008) versión animada que el director Dave Bullock prepara actualmente logre darle nuevo impulso a esta fantástica novela gráfica, invitando a que nuevos (y viejos) seguidores de estos personajes la conozcan en su forma original. En resumen, The New Frontier es una de esas raras obras que justifican el nombre de ARTE para el siempre menospreciado medio del comic.
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